lunes, marzo 19, 2007

Confianza

Quien me conoce sabe lo fácil que es ganarse mi confianza, de hecho no hace falta la doy a todo aquel que se arrima. No voy con una espada apartando a todo aquel que se acerca, me gusta estar rodeado de gente. Pero esta actitud mía no quiere decir que todo está permitido, no. Suelo ser bastante tolerante con los despistes y descuidos, ya que yo también los tengo.
Pero cuando se empieza a abusar descaradamente de esa confianza no dudo en cortarla. No llevo una lista de favores hechos y por hacer, simplemente agradezco lo que otros hacen por mí y me gusta hacer cosas por los demás, no me cuesta trabajo y hasta lo disfruto.
Hay gente que sí, que lleva una contabilidad de favores, a estos entonces aconsejo que si se empeñan en llevar dicha contabilidad al menos que sean riguorosos. No me vale que después se las den de ofendidos y si se ofenden... allá ellos.
Yo seguiré siendo como soy, confiado e ingenuo. Pero hasta un ingenuo como yo llega a darse cuenta de determinados actos. No, no hay venganza ni cabreo simplemente un.... "Tira, que a mi me sobras"

He dicho

Eduardo

miércoles, marzo 07, 2007

Parte Medico

Hola:
ESto lo estoy escribiendo ya con una mano y media, incluso me he permitido el "lujo" de levantar una pesa de 3Kgs con la mano derecha. La cosa me empieza a convencer, gracias sobre todo al fisioterapéuta que me está tratando (Hola Uge). Doler... duele a rabiar pero cada día me noto que puedo ir haciendo más cosas con el brazo, menos abrochar el cierre del casco que todavía no llego.
También he conseguido ya las radiografías para que podáis ver la pieza de ferretería que llevo puesta. Alguien incluso me ha dicho que si se la puedo dar para ponerla como pomo en la palanca de cambio del coche.

Este es el brazo por fuera:


Y este es el brazo por dentro:
Gracias a todos por pasar por aquí

Eduardo

jueves, marzo 01, 2007

Refrito

La mayoria de las cosas que escribo las tomo de mis experiencias, despues las maquillo, las novelo o las camuflo dentro de un montón de letras. Como últimamente no me pasa nada interesante y encima tengo que escribir con una sola mano pues no se me ocurre nada medianamente decente para contar.
Hasta los grandes maestros, incluido mi adorado Asimov en un momento determinado han utilizado sus relatos más de una vez para llenar huecos. Eso es lo que hago yo ahora con este relatito que escribi hace más de un año.
Pasó con más pena que gloria y ahora lo pongo a ver si con los años ha ganado solera o por el contrario se ha agriado hasta transformarse en vinagre.
Como otras veces, si alguien sugiere algo puedi intentar escribi algo. Y os dejo con aquel relato que titulé "Se oye la misma canción".

"Se oye la misma canción

La función ha comenzado

Empapados en alcohol

Con perfume de tabaco"


Son las doce de la mañana y la cama volvía a estar vacía. Ni tan siquiera recordaba su nombre. Hace doce horas estaba en aquel local abarrotado de gente, la atmósfera cargada de humo y el alcohol regaba todos los rincones.

La música le recordaba tiempos mejores en los que todavía sabía sonreír y su mayor preocupación era conservar su pelo perfectamente engominado. Bueno, eso ya tampoco le quitaba el sueño, con los años ya no tenía nada que engominar.

Esa música seguía igual, pero el local antes luminoso, ahora le parecía tétrico. La gente no era la misma. Su gente ya hacía tiempo que se había refugiado en sus vidas. Antes la juerga duraba hasta el amanecer, ahora eran miembros productivos de la sociedad.

La noche seguía avanzando, los vapores del alcohol empezaron a distorsionar la realidad y sus ojos enrojecían por el humo del tabaco. Se acercó a la barra y pidió la que seguramente sería la última copa que aguantaría su cuerpo esa noche.

Cuando volvía chocó con alguien y el licor se derramó sobre su ropa, bueno, alcohol por dentro y por fuera, que más da.

Cuando se incorporó, no sabía si pedir disculpas o explicaciones, se encontró con unos ojos aun más enrojecidos que los suyos. Tampoco enfocaban bien, por lo visto Baco estaba haciendo un buen trabajo esa noche. Entre balbuceos de borracho salieron de aquel antro y se dedicaron a ir dando tumbos por las calles de la ciudad.

El alba les sorprendió en la puerta de casa y decidieron pasar, del resto no conserva un recuerdo nítido, tan sólo destellos. O quizá fuera un sueño, quien sabe. Otro día, si vuelven a chocar preguntaría su nombre, o no, total... ¿Para qué?

Siguió tarareando la misma canción...

“Solitarios en el bar

En busca de compañía

Explorando la ciudad

Palmo a palmo cada día”


Eduardo

Nota: Si alguién se lo pregunta, la canción es "Victimas del desamor" de Video.