jueves, septiembre 25, 2008

El cajón


Estaba muy ilusionada con su último regalo. Casi toda su vida lo había esperado y cuando había perdido toda esperanza de conseguirlo un desconocido se acercó y lo puso en sus manos.

Lo aceptó de buen grado, era una colección de nubes, sueños e ilusiones. Se apresuró a guardarlo en ese cajón donde guardaba toda su vida pero surgió un problema, estaba lleno y no cabía nada más.

El regalo era ligero, no ocupaba mucho espacio pero por más que lo intentaba no entraba. Probó a ponerlo encima de todo, al lado... nada, no había manera. Entonces decidió vaciar el cajón para que hubiera el espacio suficiente e incluso que sobrara, tomó el cajón entre sus manos y tiró pero... era demasiado pesado, no podía con el. La mayoría de lo que allí había guardado eran piedras.

Se sentó en el suelo durante un buen rato y pensó como arreglar aquello, entonces vio la solución, era muy sencilla. Con tranquilidad fue quitando una a una las piedras del cajón. Las más feas fueron directamente a la basura y otras, para su sorpresa, eran bonitas. De estas últimas unas se quedaron en el cajón y otras fueron repartidas por toda su casa. Si hubiera podido tirar el cajón entero se habrían perdido también éstas.

Y así el cajón tuvo sitio para guardar su regalo, hasta sobraba para futuros regalos que estaba segura no tardarían el llegar.

Eduardo

martes, septiembre 16, 2008

La vuelta

Siempre he oído aquello del "síndrome post-vacacional" como algo lejano y ajeno que sólo afectaba a los demás. Me consideraba inmune a tal dolencia, quizá motivado por que desde hace muchos años no disfrutaba de vacaciones.

Sí, yo tenía días libres en los cuales no iba a trabajar pero nunca había considerado eso como vacaciones. Quizá no tenía motivos suficientes para disfrutarlas, de hecho estaba deseando volver al trabajo.

Pero este año, aunque no han sido demasiado largas y encima partidas noto, no ya el mencionado síndrome, es sólo un cierto agobio ante la cantidad de papeles que se han acumulado en mi mesa. En otros puestos de trabajo cuando uno se va el resto de la plantilla cubre ese puesto, en el mío no, según llegan los papeles se van apilando hasta alcanzar una altura considerable.

Vamos, que dan ganas de salir por patas. Menos mal que ahora cuento con un as en la manga. Ahora los días como estos estoy deseando salir de trabajar para volver a casa y se me olvida de golpe todo lo relacionado con el trabajo, pilas de papeles y prisas.

Ahora hay cosas más importantes que el trabajo.

Eduardo

PD: Sí, hoy tengo unas ganas tremendas de salir de trabajar.

lunes, septiembre 08, 2008

Puzzle


Es un juego extraño... crispante, entretenido, a ratos frustrante y otros regala cierta gratificación. No siempre, por no decir nunca, se elige. Nos viene impuesto desde el comienzo de nuestra vida. Nadie nos pidió opinión simplemente viene de “serie” como un complemento más.

Día a día, intentamos avanzar un poco más. Por etapas, algunas nos sorprenden por la facilidad con las que se completan. Otras, al contrario, tenemos que empezar a deshacer.

Vamos encajando piezas que pensamos que hemos ubicado en el sitio correcto pero siempre falta una, siempre. Por más que buscamos por la caja, por el suelo, entre el montón de trastos olvidados e inútiles, no aparece. Dan ganas de reclamar al fabricante, si este oyera alguna que otra vez a los clientes.

Tal vez un día, cuando hemos decidido que el puzzle tampoco queda tan mal sin esa pieza, por casualidad... aparece. Con toda la ilusión de la que somos capaces colocamos esa pieza en el rompecabezas que es nuestra vida.

No pasa nada si al principio no encaja a al perfección, con paciencia se pueden limar esas marcas que siempre dejan los moldes. Con paciencia el puzzle estará completo.