jueves, septiembre 25, 2008

El cajón


Estaba muy ilusionada con su último regalo. Casi toda su vida lo había esperado y cuando había perdido toda esperanza de conseguirlo un desconocido se acercó y lo puso en sus manos.

Lo aceptó de buen grado, era una colección de nubes, sueños e ilusiones. Se apresuró a guardarlo en ese cajón donde guardaba toda su vida pero surgió un problema, estaba lleno y no cabía nada más.

El regalo era ligero, no ocupaba mucho espacio pero por más que lo intentaba no entraba. Probó a ponerlo encima de todo, al lado... nada, no había manera. Entonces decidió vaciar el cajón para que hubiera el espacio suficiente e incluso que sobrara, tomó el cajón entre sus manos y tiró pero... era demasiado pesado, no podía con el. La mayoría de lo que allí había guardado eran piedras.

Se sentó en el suelo durante un buen rato y pensó como arreglar aquello, entonces vio la solución, era muy sencilla. Con tranquilidad fue quitando una a una las piedras del cajón. Las más feas fueron directamente a la basura y otras, para su sorpresa, eran bonitas. De estas últimas unas se quedaron en el cajón y otras fueron repartidas por toda su casa. Si hubiera podido tirar el cajón entero se habrían perdido también éstas.

Y así el cajón tuvo sitio para guardar su regalo, hasta sobraba para futuros regalos que estaba segura no tardarían el llegar.

Eduardo

6 comentarios:

irene dijo...

En ocasiones se guardan cosas que son muy importantes en ese momento, hasta que llegan otras que lo son mucho más, entonces ves la diferencia, tal vez algún día cambie los sueños y las ilusiones, por las realizaciones de esos sueños e ilusiones.
Un abrazo, Edu.

Lupe Montero dijo...

Bonito relato. Voy a ver si tiro algunas piedras, je, je.
Saludos

Awake at last dijo...

:-)

Mks.

humo dijo...

Me ha encantado la historia: espero que a Ella también...

Sirena Varada dijo...

Precioso relato, Eduardo. Tan cortito y lo mucho que da que pensar.

Tal vez deberíamos hacer revisión de cajones con más frecuencia para ir tirando las piedras más feas.

Un saludo

Alberto dijo...

Yo sólo tenñia un boli de publicidad (¿para que un mal recuerdo, no?) y lo tire :-). Los otros buenos recuerdos están por llegar