jueves, septiembre 28, 2006

Poca Memoria

El faraón estaba disgustado, no era posible que las obras fueran con tanto retraso. Seguro que los capataces eran demasiado blandos con los esclavos, el enseñaría como hacerlo. Enseñaría como exprimirles al máximo para que los trabajos fueran deprisa. Tal vez ejecutaría a unas cuantas docenas. Sí, eso serviría de escarmiento para el resto, con la voluntad del faraón, del dios en la tierra no se jugaba.

Firme en su propósito se hizo presente en las obras de la pirámide, ordenó que todo el mundo saliera fuera. Quería comprobar con sus propios ojos el estado de la que sería su puerta hacia su lugar en el cielo. Despidió incluso a sus arquitectos, sólo eran una pandilla de aduladores sin ningún cerebro, el seguro que podría hacerlo mejor, pero era el faraón, jamás ensuciaría sus manos con tareas mundanas, el era un dios.

Pero siempre ocurre algo inesperado, cuando caminaba por el corredor en dirección a la cámara funeraria un puntal de madera cedió provocando un derrumbe. Maldiciendo aun más a todos los incompetentes que allí habían trabajado comenzó a quitar piedras con sus manos.Al principio era una tarea fácil, ahora entendía menos como iban tan lentos. Pero a medida que pasaba el tiempo el cuerpo se cansaba, las manos se llenaban de cortes y heridas y las piedras pesaban más, mucho más. Se sentía mal, sus ropas desgajadas y llenas de polvo, sus piernas parecían no obedecer y su vista se nublaba.

Una luz de entendimiento se abrió paso a través de su mente. El trabajo era duro, agotador. Quizá si los esclavos estuvieran mejor alimentados la obra iría más deprisa. Mejor si los dejaba libres y los contrataba como trabajadores a sueldo, si eso sería estupendo. Como hombres libres y con dinero propio seguro que estaría más motivados que con los latigazos. Cambiaría todo.

Ese fue su último pensamiento antes de caer desfallecido intentando levantar una piedra más pesada todavía. Cuando despertó estaba cómodamente tendido en su cama, auxiliado por media docena de médicos y toda su ayuda de cámara. Entonces montó en cólera. ¡Ha sido por culpa de tanto inútil! Gritó e hizo ejecutar a la mitad de los esclavos y todos los capataces.

Como cambia nuestra perspectiva depende de donde nos encontremos y...

Que poca memoria...

Eduardo

9 comentarios:

Guillermo dijo...

...y cuanto orgullo

Pow dijo...

Los humanos somos tan "humanos" que dudo que alguien que no observase fuese capaz de sorprenderse con el tiempo...

Cirene dijo...

No es falta de memoria, es arrogancia y demostracion de poder, ceder es para los débiles.

Churra dijo...

La memoria es selectiva y lo que es mas contradictorio olvidadiza.

Mil besos y encantada como siempre.

Harry Reddish dijo...

Bravo por tu relato, me ha gustado mucho. Felicidades. Te sigo leyendo

Salud

rocío dijo...

Si que somos poco constantes en muchas promesas, sobretodo cuando el beneficiado no somos nosotros mismos... a veces no basta con ponernos en la piel de los demás
Muy bueno Edu

Un besote grande! :)

Anónimo dijo...

Desde luego que cambia... cuantas veces en situaciones apuradas se dice haré esto o lo otro... para luego pasada la situación no hacer nada.

Burnout. dijo...

Los esclavos son MUY malos amos, más crueles aún cuando se cambian las tornas... Y nadie es tan idiota como para cambiarse por un esclavo. Por eso las cosas van tan lento.
Un saludo.

Anónimo dijo...

MUy bueno, Terminus. Pero, como dicen Les Luthiers.

Equivocarse es humano, pero es más humano echarle las culpas a otros.