viernes, diciembre 02, 2005

No sólo en las películas

Cattz acaba de poner un comentario en la entrada anterior. En el cuenta la odisea de un amigo suyo "LENKO". Lo pongo para ilustrar como se puede sentir una persona en semejante situación. Yo sólo me vi una vez en algo así, aunque en menor escala. Fue hace unos años en Badajoz, cuando los cielos descargaron ni se sabe de agua.
Cattz, Lenko, no os he pedido permiso pero si hubiera cualquier problema quito la entrada.

"escrito el 01/12/05 23:20
Hoy me han dado luz a partir de las 8 de la noche así que venía aquí a escribir un mensaje igual al que puso Cattz para saber como estaban todos

Por mi parte pasé la noche más cardiaca de mi vida con diferencia.

A las 10:00 me llaman de la guardería y me avisan que tengo que ir a recoger a la niña antes de las 14:00 por la tormenta tropical que se avecina.

A las 17:00 ya se nota bastante viento, pero como estoy en un evento dentro del recinto ferial de Santa Cruz no me entero de nada más.

Eran las 20:30 cuando salimos del edificio que se encuentra justo al lado del rascacielos que aparece en la segunda foto. Teníamos el coche aparcado en el propio recinto y nos fuimos a tomar algo a un bar cercano. Hablé por teléfono con mi mujer y me dijo que el viento era increible, que se había ido la luz y que estaba muerta de miedo. El resto de compañeros tuvieron conversaciones similares pero como allí no había mucho viento no nos preocupamos mucho.

Media hora después estabamos bastante acojonados. No nos atrevíamos a salir del local porque pensábamos que el viento nos llevaría, pero temíamos por los coches. Finalmente el dueño del bar decidió por nosotros y nos echó de allí porque iban a cerrar. Salimos corriendo por la avenida mientras veíamos con asombro como los árboles comenzaban a desgajarse y la acera se llenaba de piedras, cascotes, vallas de obra (auténticas cuchillas de varios metros cuadrados), cristales rotos.

Pero todos nos asustamos de verdad cuando, por encima de nuestras cabezas, empezó a sonar un crujido de algo metálico que se rompe y, de repente, las planchas que recubrían el edificio empezaron a caer sobre nosotros.

Corrí como nunca y casi bajo las empinadas escaleras del recinto ferial rodando hasta llegar al coche. El resto de los que iban conmigo decidieron seguir corriendo buscando el refugio cercano del restaurante donde supuestamente nos esperaban para cenar (La Cascada del Parque Marítimo) pero yo (gran error) me hice el valiente y les dije que no podía dejar a mi mujer sola toda la noche.

Así que me metí en mi coche y salí a la máxima velocidad que creí razonable, esquivando señales de tráfico, ramas de árboles y aguantando firmemente los forcejeos del viento. Conseguí llegar a la autopista y enseguida me arrepentí de estar allí. Para empezar todas las luces se apagaron de repente; había entrado en la zona donde comenzaba el apagón. Perdida la protección de los edificios el viento me empujaba como un títere de un carril a otro, me enviaba la lluvia sobre el cristal con una dureza que la hacía repiquetear como si fuera gravilla y a duras penas conseguía evitar las señales de tráfico, los bloques y la multitud de obstáculos... hasta que a unos 20 metros de mi vi un cartel de anuncios, de esos que se ponen en los laterales de las carreteras, de unos 10 x 4 metros que se abalanzaba sobre mi empujado por el vendaval.

Pensé, de verdad, que ahí se había acabado todo, pero pasó por debajo del coche, haciéndome perder totalmente el control y, milagrosamente, sin hacer explotar ninguna goma.

A paso de tortuga realicé el resto del camino hasta mi casa.

Cuando llegué a la zona la única luz que había en el mundo era la de los faros del coche. Tuve que pasar por debajo de algunos árboles desgajados que amenazaban con caer en cualquier momento... pero cualquiera se quedaba sin llegar al destino. Por supuesto delante de mi casa no había sitio para aparcar así que lo tuve que hacer en la calle de al lado. Ahora el vendaval era aún más fuerte y lanzaba todo tipo de objetos sobre el coche: trozos macetas, cristales de farolas, ramas, piedras. Intenté abrir la puerta del conductor pero como estaba sobre el lado del viento no lo conseguí. Tomé aire, apagué el coche y de paso la única luz de la que disponía y salí por la otra puerta corriendo como alma que lleva el diablo.

Casi no podía caminar (el viento me hacía cambiar de trayectoria continuamente) y no veía nada, se me metía arena y agua en los ojos y tenía el corazón a mil. Lo único que pensaba era que en cualquier momento un trozo de algo me daría en la cabeza y ahí sí que se acabaría todo. Después de un rato, que me pareció eterno, llegué a la puerta. Estaba a un paso de salvarme... PERO NO HABÍA FORMA DE ENCONTRAR LA LLAVE CORRECTA. Probaba y probaba, sin poder ver nada, y de los nervios se me cayeron al suelo. Las recuperé y después de varios intentos pude entrar por fin.

Mi casa parecía preparada para un aquelarre, toda llena de velas, pero allí me esperaba mi asustada mujercita y Diego, durmiendo como un campeón.

Cuando la adrenalina se pasó todos los nervios se fueron a la barriga. Un par de horas después estaba en el baño vomitando hasta el almuerzo de mi comunión.

Recordado hoy hasta a mi me parecería una gran exageración si no fuera por la cantidad de relato parecidos al mío que he compartido estos últimos días.

Finalmente escapé con un faro roto (curiosamente en el otro coche) y un par de horas de luz al día para compensar.

- Lenko - "

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder, que putada lo del faro, desde luego.

Wardog dijo...

Y lo que se alegraría su mujer de verle llegar? No compensa eso el miedo pasado?

Cattz dijo...

Hombre, ahora sólo falta poner los relatos de la inundación de la ciudad en el 2001, cuando el agua se llevaba a la gente por las calles(entonces sí murieron personas, varias ahogadas dentro de su coche), y terminamos de hundir Tenerife como destino turístico :)
Na, es que me sienta muy mal que para no molestar a los guiris que puedan venir no se sepa lo que pasa. No me extraña que luego aqui uno se sienta español de segunda.

terminus dijo...

Cattz, me parece bien que se promocione cualquier parte como destino turistico. Pero también me parece de justicia que se denuncien determinadas situaciones para evitar errores pasados.
Por lo que he oído las torretas de alta tensión no cumplieron con las especificaciones que se les suponían. Y todavía tendrán que salir a la luz si hubo plan de emergencia y como se aplicó.
Aqui en el centro no nieva nunca, pero hace unos años nevó únicamente un poquito y tardé hora y media en llegar a casa (está a 3KM). Sencillamente no estábamos preparados.

Anónimo dijo...

(tremendo suspiro, otra vez)